Y en mi mente era valiente, por supuesto. En mi mente la galopaba, la cansaba hasta que no sabía qué era real y qué sueño y qué pesadilla, y ésa era toda la vida que necesitábamos prometernos. En la intención, Doctor Fernández, la envenenaba de mí hasta que ya no podía separar mi cuerpo del placer, le enfermaba los horarios con excusas de labios y de piernas, la hacía confundir el arriba y el abajo al ritmo de acordes secretos de mis dedos. Porque, en mi mente -que usted conoce tan bien, Doctor Fernández-, todavía buscamos palabras de éxtasis para susurrarnos en la madrugada, urgente las dos, desesperadas por no dejar pasar el momento, por atraparlo en la tensión de músculos embriagados, y ése es el único vértigo que reconozco.
Pero me quedé quieta, no pude hacer otra cosa. Tenía miedo, Doctor, entiéndame: no quería arriesgarme a perderla. No pude moverme: perdón, perdón, no pude. Y ahora el baile de las estatuas dictó sentencia, y ahora soy para siempre no poder, y querer ya es anecdótico. Ahora no me queda más que quedarme quieta, aunque no lo quiera. Porque no importa cuán claro lo vea en mis ganas, ahora sólo puedo hacer una cosa para hacerla feliz: nada de eso.
Yo voto por apagar la mente, acostarse en un gomón, romper el motor y dejar que el agua te lleve. El agua siempre se mueve sin que se lo pidas.
ResponderEliminar"y ahora soy para siempre no poder, y querer ya es anecdótico."
ResponderEliminarcuando el reino es el del no poder, solo nos queda emborracharnos por unas noches y empezar a buscar la esquina esa -que dicen que existe- en donde el poder se encuentra con el querer.
A veces eso es lo único que podemos hacer para hacer feliz a alguien. Nada.
ResponderEliminarEs una pena que esa felicidad no sea la nuestra.
No sabía que habías vuelto a la vida-blogger, mi coso-blogger no me avisó nada. Me alegra (sin sarcasmo, doña).
ResponderEliminarEn nuestra cabeza podemos ser/hacer lo que queremos, pero el filtro de la vida real es una mierda. Sin embargo quizá la próxima vez decidas dinamitar esa montaña y las cosas terminen de otro modo.
no vine a intervenir la nada aunque tengo basta experiencia en el rubro... vine como por un té o pasando nomás por la puerta y diciendo como estás casi sin quedarme a andar escuchando que la vida esto o lo otro... una entrañable formalidad venir a verla y leer lo que sea que hubiera escrito incluso nada valga la redundancia
ResponderEliminarVengo a decir Hola.
ResponderEliminarY a decirte que no la dejes en paz a Mabel.
mabel, siempre bella! siempre es genial leerte...
ResponderEliminaresa quietud en movimiento, esta tan bien narrada!
no dejes de escribir, dale, no seas chota!
besos
Lila
Me copa, hagamos una multiproduccion literarioa de ensueño.
ResponderEliminarSeamos realistas y hagamos lo imposible.
ResponderEliminarHola, me gusta lo que leo...
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