viernes, 5 de febrero de 2010

Parecía que la nada se cosificaba

Entonces comenzaba a correr por los pasillos del vacío hacia la existencia: puteando, gritando, riendo. Pero cuando parecía que lo tenía, que tenía algo entre sus manos, algo, lo que fuera, un nombre, una cara, una idea, entonces sentía cómo lo vencían, como una mano lo jalaba para atrás, hundiéndolo nuevamente en el laberinto. En el infinito, en el gigantesco monstruo devorador que es la nada, la imponente voz de Dios que es lo que no existe, lo que no es, todo lo que no es.

1 comentario:

  1. Me recordó los desesperántes sueños en los que uno quiere alcanzar algo o a alguien y nunca llega .

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Decimeló, decimeló... Esperá que me siento. Ahora sí: decimeló.